Presentación del libro "Suicidas que no se fueron solos"
Presentación del libro "Suicidas que no se fueron solos"
El salón de actos del edificio biblioteca del Colegio de Médicos ha acogido la presentación del libro "Suicidas que no se fueron solos". La obra, de los psiquiatras Arancha Ortiz y Miguel Ángel de Uña, ha sido presentada en Zaragoza por Miguel Martínez, Médico Psiquiatra y Presidente de la Sociedad Aragonesa y Riojana de Psiquiatría.
Tal y como señala Miguel Ángel de Uña, "es este un período de atención excepcional sobre el suicidio, tanto en lo que se refiere a las cada vez más amplias ciencias de la conducta, como en los medios de comunicación. Congresos, tesis, libros de éxito, prácticamente cada día análisis en la prensa deseosa de enfrentarse al “último tabú”, hacen del suicidio un tema de moda, con aspectos positivos, se incrementan los medios de atención y prevención, otros negativos, por la morbosidad con la que algunos se aproximan al tema. El narcisismo y el exhibicionismo que propician las redes de comunicación social, la ruptura de cualquier privacidad, hace del suicidio, sobre todo de los intentos de suicidio, un desdichado lugar de curiosidad y de exposición, a veces hasta de ostentación gracias al eco infinito de las redes sociales.
La tentación, ya aristotélica, de fundir la creatividad con el trastorno emocional, ha provocado igualmente una cascada de estudios, muy parciales en muchos casos, sobre la incidencia del suicidio entre los creadores. Tasas de suicidio realmente muy elevadas en los dos últimos siglos, desde que el Romanticismo marcó de nuevo al creador artístico con un inequívoco signo saturniano en la mejor tradición clásica y humanista. Es también, como el del suicidio, un debate sin fin.
El recorrido biográfico que hacemos de un conjunto de creadores que acabaron su vida “levantando la mano sobre sí mismos” como requiere Amery para hablar del suicidio, tiene la particularidad de colocarlos en un contexto, personal, familiar, social, porque todos ellos “no se fueron solos…”.
De facto, porque lo hicieron con su pareja sentimental, porque ocuparon un lugar en una historia familiar o histórico-social, porque se constituyeron en el espejo para otros cercanos o porque fueron el maelstrom que engulló a otros, sacrificados en el altar de su genio. No son historias psicopatológicas al uso, simplemente esperamos que el lector saque conclusiones sobre las condiciones que les llevaron a tomar una decisión que tal vez pudo tener un diferente final, lejos del determinismo de hacer del genio una maldición.
Si ante el suicidio individual las preguntas se acumulan sin respuesta para muchas de ellas, provocándonos un notorio malestar, el suicidio “en compañía de otros”, diádico, familiar o social, multiplica nuestro desasosiego y reconfirma la tan repetida, pero no menos certera reflexión de Camus sobre la última frontera filosófica y existencial que significa el suicidio".