La pandemia que no cesa

La pandemia que no cesa

 

 

Artículo de opinión de Javier García Tirado, presidente del Colegio de Médicos de Zaragoza

Publicado en Heraldo de Aragón el 22-01-2022

 

De forma paralela al dramático soneto de Miguel Hernández, a pesar del sufrimiento y la dura lucha para superar la pandemia parece que estamos condenados a resignarnos e intentar dominarla conviviendo con ella; pero no podemos de ninguna manera renunciar a la atención de todas las demás necesidades sanitarias de la población, y a esforzarnos por fortalecer y relanzar nuestro maltrecho sistema sanitario. 

Si la situación crítica de la atención primaria se encuentra por desgracia en fase crónica (con sus periodos de exacerbación durante las sucesivas olas padecidas), el panorama en la atención hospitalaria no es menos desolador. Cada una de estas olas se ha traducido en una reorganización siguiendo la estrategia de la reconversión progresiva (a medida que crecían los ingresos) de distintas unidades de hospitalización de las diferentes especialidades, en áreas de asistencia específica a pacientes COVID-19 atendidas por todo el personal sanitario preciso con refuerzo de efectivos redistribuidos desde distintas unidades, o de nueva contratación especialmente a nivel de enfermería y TCAE. Esto, por supuesto, ha conllevado siempre una significativa interferencia y ralentización (paralización durante el periodo de estado de alarma) en la atención a la patología no-COVID habitual. La situación para los profesionales de brutal sobrecarga laboral, psicológica y física, excesivamente prolongada en el tiempo, ha llevado a la profesión a la extenuación y la frustración en términos generales; entre tanto la población contempla con frustración y malestar profundo el empeoramiento de las demoras de las agendas y listas de espera, ya excesivas en el momento de desencadenarse la pandemia.

Creo que debemos recapitular a partir de lo aprendido hasta ahora, y tomar decisiones adaptadas al momento en función de la evolución de los acontecimientos, adoptando medidas valientes (que no temerarias) que interfieran lo menos posible en lo que debería ser el normal funcionamiento del hospital: evitar ingresos innecesarios mediante la aplicación de criterios claros de hospitalización; concentrar la atención a pacientes COVID en centros hospitalarios de menor complejidad; asumir el manejo de pacientes CON COVID que precisan de ingreso hospitalario por cualquier patología habitual (y NO POR COVID) en el área de hospitalización convencional correspondiente a la patología que presentan.

Estas y otras posibles medidas organizativas debemos considerarlas de mínimos, ayudarían a afrontar la situación con más efectividad seguramente; pero para superar este descomunal desafío que supone una amenaza global para nuestro sistema sanitario será imprescindible una recapitalización presupuestaria de sus maltrechas finanzas en todos los apartados: personal, recursos materiales y tecnológicos, y nuevas infraestructuras. No podemos postergar más todas las medidas necesarias, la pandemia que no cesa urge aún más a adoptarlas cuanto antes.